Los japoneses hablan de akogare para describir el sentimiento de nostalgia y tristeza que deja la consciencia del paso del tiempo. El tiempo pasa demasiado rápido en la era de la inmediatez y parar para sentir, para reflexionar, o simplemente para ir más despacio es un acto revolucionario. Se es menos perfecto cuando se deja pasar el tiempo, pero ello eleva la conciencia sobre la vida.
Cervezas Alhambra, bajo el leit motiv Para Más, Sentir Más ha puesto en marcha una plataforma de creación contemporánea llamada “crear / sin / prisa”. Es un artefacto de conexión entre la marca, artistas, artesanos y públicos con vocación material, convencidos de que el sentir, el tocar, el oler y saborear con calma revela un sexto sentido llamado tiempo. Ha conseguido, desde sus comienzos, construir una identidad acorde con esta filosofía. A través de sus colaboraciones con diseñadores como Martín Azúa para crear la fresquera de barro de la Edición Especial Reserva 1925 de Alhambra; o para la creación de la alfombra de esparto “Parar” para la que se utilizaron 2.200 horas y 11.00 metros de esparto han construido imágenes para la reflexión, sorprendentes por su sencillez y por su capacidad para recordarnos el valor de lo artesanal. Andrés Carulla, con “El Bosque” creó un jardín de árboles de barro, de piezas a escala humana para que la gente pueda tocar, sentarse, mirar dentro, abrazar y disfrutar de su bosque. Posteriormente, inspirada en su obra “El Bosque”, la marca acercaría el arte contemporáneo a las casas con “Torre de Maridaje”, dos piezas independientes lanzadas al mercado junto con la Alhambra Reserva 1925. Por otro lado, Nacho Carbonell creó El Patio, una instalación en la que jugaba con las transparencias como elemento primordial, luces tamizadas por el vidrio maleado y moldeado de las cervezas convertido en caleidoscopio haciendo techo de las sillas del patio. Álvaro Catalán en su obra compuesta por doce letras hace resonar las caligrafías que decoran las paredes de la Alhambra en una construcción mayor que invita a acercarse y apreciar los detalles, a reconocer lo que contiene el color de sus letras, que no son sino botellines rellenos de pasta de color. A estas colaboraciones se suma el premio de arte emergente de la marca, a través del cual se invita a artistas contemporáneos a pensar sobre La Alhambra y a trabajar con artesanos para crear piezas que serán expuestas en una muestra colectiva y de las que una de ellas será premiada. En primavera de 2019 se expondrían en La Tabacalera, Madrid, un nutrido grupo de obras pertenecientes a esta plataforma invitando a indagar en los mestizajes nacidos del encuentro de artistas y artesanos. Entre otras “Señas y Sonidos del Palacio Rojo (leones/reyes/abencerrajes)” del artista sevillano José Miguel Pereñíguez, ganador de la primera edición de este premio.
La reconexión con las manos que surge de esta invitación de Cervezas Alhambra hacia los artistas genera conciencia sobre la materia, sobre la importancia del tiempo, de tomarlo para crear reflexionando mientras haces de forma única e irrepetible porque ese instante ya nunca existirá de nuevo. Forma parte de la tendencia global de oda a la Imperfección, como filosofía de trabajo, como búsqueda de lo único y de la belleza de lo distinto. Ahí en la artesanía puesta a funcionar a través del arte se encuentra esa imperfección perfecta.