El hackeo de la materia forma parte de la cotidianidad de nuestra época. Es la carne cultivada, la piel ecológica o la madera de piedra. En muchos de estos hackeos la motivación es reducir un impacto, proponer alternativas y abrir caminos que se desvían de la convención como lo hace el arte cada vez que cuestiona.
David Locco es una marca hacker del lujo. David Locco presentaba su nueva colección “La Belleza y la Violencia” en colaboración con el artista contemporáneo Ernesto Artillo. El artista, inspirado en el sangriento pasado de los diamantes en la guerra de Sierra Leona, como uno de los ejemplos más atroces que subyace en el imaginario de esta piedra preciosa, pone sobre la mesa como los diamantes de laboratorio de David Locco no forman parte de esta oscura herencia. El hackeo de David Locco propone una alternativa que niega la necesidad sine qua non de violencia humana y en el entorno para obtenerlos. Con esta colección Artillo quiere demostrar cómo la experiencia entre la belleza y la violencia puede ser una elección emocional y no una imposición física ni medioambiental. Para diseñar las piezas, marca y artista han utilizado una combinación de materiales compuesta por: metal macizo, diamantes ecológicos creados en baño de oro de 18 quilates, perlas y ónix ecológicos. De hecho, David Locco ha sido la primera firma de diamantes ecológicos certificada por el Instituto Gemológico Internacional. Para la marca, explorar en el pasado de su materia prima y reflexionar desde el pensamiento artístico sobre esos conceptos ligados a lo bello, a lo plástico, también al lujo, y por otro lado a lo oscuro, lo violento y lo inquietante, es un ejercicio de confrontación transformador y sincero. También provocador y plástico. Y de ahí la importancia del cuerpo y de la carne en la puesta en escena de la presentación de la colección. Las joyas acompañan a la madre de una piedad, con el cuerpo del hijo yaciendo y a las esculturas vivas de los hombres que las visten. Son joyas que parecen tomar los casquillos de las armas para ser hechas, que se componen de piezas ensambladas como quien recompone los escombros de la guerra, y en otra línea presenta piezas como si fueran amuletos, o quizás exvotos, esos objetos ofrecidos a Dios, la Virgen o los santos como resultado de una promesa y de un favor recibido. Es decir, una promesa materializada en un objeto, en este caso en joya.
La violencia estética se integra como un factor más en la definición de propuestas culturales, artísticas, comerciales y sociales. El juego se centra en romper convenciones o límites de una manera controlada. La tendencia global de Transgresión Mainstream extiende las imágenes extremas y desafiantes, en las que se adoptan actitudes inquietantes o que generan intranquilidad y misterio. Las marcas absorben fundamentos de las contraculturas y usan la transgresión para proyectar ideas de una manera potente. Ernesto Artillo aporta el concepto y provoca la tensión necesaria para hacer una llamada de atención sobre una marca que hackea la naturaleza para ejercer la responsabilidad social aportando una nueva dimensión a un material como es el diamante. Aquí, arte y joya, belleza y violencia, juegan para hacer denuncia y defender una nueva manera de hacer las cosas.