Arte Contemporáneo

Arte y vodka

A veces las colaboraciones de marcas y artistas están marcadas por una época, y el espíritu de esa época se queda incrustado en el carácter de todo lo que viene después. Los 80 son una de esas épocas, una década de libertad, de discotecas, bolas brillantes y desafortunadamente las primeras víctimas del SIDA.

La colección de arte Absolut, en el Spritmuseum contiene más de 850 obras de 550 artistas, creadas durante el periodo de 1985 a 2004. Las piezas fueron creadas como parte de una estrategia para construir y comunicar la marca durante una era asociada a Studio 54 en Nueva York, la caída del muro de Berlín, el nacimiento de la informática y otros muchos aspectos que definieron a la década de los 80. Es una colección colorida, internacional y en ocasiones naïve. Atraviesa todos los “ismos” y temas del arte y retrata la icónica botella de Absolut Vodka, ya sea en pintura, arte gráfico, fotografía, mobiliario, moda o artesanía. En la colección destacan un grupo de artistas callejeros de los 80, y un puñado de artistas rusos usando la comedia absurda para protestar contra la corrupción y la censura en la Unión Soviética. Una colección de trabajos de artistas afroamericanos y una selección de jóvenes artistas británicos. Cada uno de estos grupos y artistas individuales ofrecen una oportunidad para la reflexión, y para centrarse en cómo el arte nace fuera de un lugar, de una situación o un tiempo para proponer una expresión y una estética propia y única. La primera pieza de arte creada para Absolut Vodka fue de Andy Warhol en 1986. Hay muchas historias alrededor de esta pieza, entre ellas que fue el mismo Warhol quien propuso al importador de Absolut Vodka en Estados Unidos hacer el trabajo “Me encanta la botella. Quiero hacer algo con ella”. El importador vio lo emocionante de combinar la marca de Absolut con el vibrante arte contemporáneo, y Warhol más tarde recomendaría a otros artistas para las colaboraciones con la marca, como sería el caso de Keith Haring y Kenny Scharf. A finales de los 90 y principios de los 2000 Absolut Vodka inició una línea más a largo plazo en Europa y se añadieron piezas de artistas como Damien Hirst, Tom Ford y Louise Bourgeois, así como de los influyentes artistas suecos Ola Billgren, Dan Wolgers y Linn Fernström. La publicidad y el arte han coexistido durante un siglo, lo que propone la Colección de Arte Absolut es que se combinen, se hibriden. Pueden colaborar de una forma provocadora. Cuando el estado sueco vendió Absolut Vodka y los restos de la empresa estatal Vin & Sprit AB a la francesa Pernod Ricard en 2008, se decidió que la colección, dado que era un bien de particular interés para la cultura y la historia sueca, se quedara en manos del estado sueco. En la actualidad Spritmuseum es su propia fundación, y desde su desplazamiento a las casas de Djurgården en 2012, ha expuesto trabajos individuales y grupales tales como: Face it – una selección de su colección; Rude Girls de Béatrice Cussol; Traingone de Frank Bowling o Powerful Babies – con piezas de Keith Haring y sus sucesores entre otros.

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Spritmuseum
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Para una marca que se ve así misma como parte de las industrias creativas, las colaboraciones artísticas son un paso natural. Spritmuseum es una institución independiente que trabaja en la cultura de la bebida sueca desde el medievo hasta hoy. Con Absolut Vodka, toma de referencia la actitud colaborativa, juguetona y abierta con la que nacen las colaboraciones de la marca con el arte y construye a partir de ahí un universo propio crítico, optimista y popular que se encuadra en una tendencia global de Colaboración con la que se identifican organizaciones y creadores positivos y constructivos.

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